lunes, 4 de abril de 2011

Una vez... una artista.

A esa artista le reconocí en la distancia pues una tenue y llamativa luminosidad la envolvía, como una aureola santa.

Y pensé: es la luz de las ideas, el brillo de la inspiración, la radiación de las musas, el poder electrónico de la creatividad.

Yo solo permanecí encandilado tres días y cuatro noches.

1 comentario:

ƒer dijo...

Gracias Donovan, fue lo primero que leí al levantarme de la cama...

Pececitos