Vi el sufrimiento de los que están en sus casas, de los que viven.
Entonces, reflexioné sobre mi
estancia en el lugar.
¿Actué correctamente?
¿Aprendí de mis errores?
¿Me esforcé para ser una mejor
persona, menos egoísta y más compasivo, menos ruin y más bondadoso?
¿Hice de la moral mi
virtud? ¿Tuve el valor suficiente para ser honesto?
¿Practiqué la paz y la
tolerancia? ¿Actué conforme a la fraternidad y el amor?
¿Comprendí el significado de la
libertad y de lo que es ser libre?
Es difícil estar acá, siempre lo ha sido, lo fue y lo será.
Pido perdón a todos y a por
aquello que sea necesario,
el arrepentimiento es real.
La redención por la
transgresión viene en un radiante rayo de luz.
Me siento agradecido, te doy las gracias.
Y, cuando llegue el día de
salir de la casa será porque cumplí con lo debido,
me iré del lugar siguiendo al
rayo de luz.
Luego, como sucede con todos
los que viven, volveré al lugar,
a una casa nueva y cada vez mejor.