Tu y yo no fuimos hechos de barro,
ni tampoco de maíz.
Tu y yo fuimos creados con polvo de estrellas,
somos hechos de soles.
Tu y yo somos como las estrellas fugaces
que encienden la atmósfera cuando la tocan.
Que esa incandescencia ilumine
nuestros senderos de vida y nuestro amor,
y que ese amor sea cada vez más libre
y más fuerte.