domingo, 26 de junio de 2011

El mundo de los sueños.

El niño permanecía distanciado de su madre y otros familiares, buscaba en su imaginación un héroe que lo rescatara del aburrimiento del ritual y lo llevara a un sitio alegre, sin llantos ni rezos.

Cuestionándose sobre la causa de la tristeza de quienes se agrupaban en torno a la caja de madera, en la que yacía acostada su abuela, comenzó a hablar con uno de los héroes que habían llegado a su encuentro contándole que su madre lloraba porque “abuelita se había ido” y le interrogaba con la inocencia de un niño pequeño que ya razona por sí mismo.


El héroe, cuya apariencia era la de un joven de carácter risueño y alegre, trajeado de colores brillantes, le respondió: todos están tristes porque tu abuelita se ha marchado al mundo de los sueños y la van a echar de menos, sobre todo tu mamá, que tanto le quería. Esa es la causa de su llanto.

El niño reflexiona por un momento y luego pregunta con sabia ingenuidad: ¿y no podré yo ir a visitar a mi abuelita al mundo de los sueños y así no echarla de menos como los demás? A lo que su amigo el héroe contesta: todas las noches al dormir, las personas dan un corto paseo por el mundo de los sueños, a veces lo recuerdan y otras veces no. Algunas experiencias son maravillosas, llenas de magia y de belleza sin igual; otras, son lecciones que debemos aprender para ser mejores personas en la vida. Seguramente podrás visitar pronto a tu abuelita en su nuevo hogar en el mundo de los sueños y recuerdes todo al despertar por la mañana.

Con sus ojitos radiantes de asombro y emoción, el niño continuó preguntando: ¿la abuelita estará por siempre en el mundo de los sueños? Y el joven héroe responde: Quienes van al mundo de los sueños no permanecen allí por siempre, solo están el tiempo necesario para aprender y prepararse para una nueva vida, y volver a despertar en el mundo real como pequeños bebés rosados, tal como lo fuiste tú, y crecer para ser cada vez mejores.

Así que tú crece y se bueno, mi querido amigo, que la vida te aguarda con sorpresas y experiencias que te harán mejorar cada día más. Entonces, satisfecho de tus logros, verás con alegría que en el momento en el que aquellos que estarán contigo se reúnan en torno a tu lecho de despedida no llorarán, reirán y celebrarán jubilosos tu exitosa jornada.

sábado, 4 de junio de 2011

Anhelo

La dulce melodía de tu voz,

La tierna luz de tu mirada,

La cálida caricia de tu mano,

El suave toque de tus labios rosa,

El placer de tus cabellos entre mis dedos,

Robarte toda la atención y que estés a mi lado,

Tocarte el corazón con el mío.

Pececitos