Que hay mejor que la dulzura de la voz del que se ama, perderse en la mirada cálida, palma a palma, fundirse en una sola respiración; bailando en medio de las sombras, a media luna, a media noche; en esa danza eterna que sólo sabe danzar el que siente con cada uno de sus poros. Bajo un mismo cielo no hay distancias que separen los sueños.
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Que hay mejor que la dulzura de la voz del que se ama, perderse en la mirada cálida, palma a palma, fundirse en una sola respiración; bailando en medio de las sombras, a media luna, a media noche; en esa danza eterna que sólo sabe danzar el que siente con cada uno de sus poros.
Bajo un mismo cielo no hay distancias que separen los sueños.
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